#Paramitsha

Paramitsha era solo una muchacha de 15 años para alguien normal, una joven aún pequeña, hormonal la cual recién está saliendo del cascarón y aprendiendo de la vida, pero esta muchacha no era una joven normal, por el contrario, ella era una gitana, y no cualquier gitana, era una gitana de feria, de circo, su trabajo era entretener y su especialidad eran los malabares, ya sea con pinos, aros o pelotas; pero aquello no era todo, ya que al ser una gitana los 15 años ya son la edad adecuada para comenzar a buscar un marido, alguien que le ofreciera a sus padres una buena dote por ella, no debía ser guapo, no debía ser perfecto, no debían estar enamorados… la única regla para ofrecer algo por la muchacha era ser gitano, el único requisito existente era ese, y sus padres no desperdiciaban el tiempo, ya que por tradición a los 16 años ya debía estar casada, por lo que la búsqueda de algún interesado ya había comenzado, pero a Michie poco le importaba aquello, mientras la dejaran seguir con su pasión que eran los malabares no le importaba si la casaban con alguien de su edad o con un abuelo, su vida estaba en la pista, entreteniendo a la gente, haciendo girar los pinos, provocando que la gente centrara su vista en ellos y quedaran hipnotizados viéndolos girar por los aires para caer en sus manos y seguir girando, moviéndose de lugar, tocando el cielo, sus manos y nuevamente volver a las alturas. Lo mismo sucedía con los aros, aquellas pequeñas argollas de fuertes colores que brillaban en la oscuridad giraban y era como si luces, pequeñas luces se movieran de un lado para otro, dejando una huella, una marca en el aire que a los segundos desaparecía, pero de la nada volvía a aparecer gracias al paso de otra argolla; mientras que las pelotas… aquellas pequeñas esferas eran las favoritas de la gente, la gitana ya dominaba jugar hasta con 5 de estas, cambiándolas de mano, haciéndolas girar por los aires y haciendo pequeños trucos para mostrar sus habilidades, aunque personalmente me quedo con los pinos, en especial cuando juega con 6 al mismo tiempo, ya que estos pinos al igual que las argollas poseen fuertes colores que en la oscuridad mientras van girando parecen dejar un rastro de por donde pasan, tal como Hansel y Gretel con sus pequeñas, inofensivas, pero inútiles migajas de pan.

Sus padres podían casarla en un mes, dos semanas… esa misma noche, pero mientras la dejaran seguir haciendo lo que ella amaba, realmente el resto no le importaba.