martes, 4 de octubre de 2011

#El Poder de la Madre Naturaleza



Santiago Centro, siendo más específica, la esquina de Teatinos con Huérfanos, sentada en el suelo entre dos grandes pilares que hasta la semana pasada poseían una bandera cada uno, una gran bandera tricolor que se movía hacia donde el viento soplara, sólo dejándose llevar por los deseos de la madre naturaleza. La verdad era que estar sentada en el suelo en pleno centro de Santiago como si nada, realmente llamaba la atención de algunos curiosos que al pasar por mi alrededor se me quedaban mirando como si sobre mi cuerpo hubiera un cartel luminoso que dijera "mírala" , cómo si tuviera alas en la espalda o incluso como si me tratara de un fenómeno; pero lo que llamó mi atención no fue una de las tantas personas que se me quedaban mirando, si no que una bolsa que se encontraba tirada en el suelo a unos metros de mis pies, una simple bolsa de plástico.

¿Qué tenía de interesante esa bolsa? La verdad es que nada, era una bolsa común y corriente, estaba vacía, no tenía ningún diseño en especial, solo era una bolsa en el suelo, pero aún así la miraba, pero de pronto la misma brisa que hace unos días movían las banderas se hizo presente para elevarla, comenzando así un trance especial en el que mi mirada no se podía separar de aquella bolsa, en un principio solo se movía de allá para acá a unos centímetros del suelo, aunque solo hizo falta un poco más de viento para que comenzara a separarse más y más de la corteza terrestre, frente a mi un imponente edificio que me ayudaba a calcular la altura que estaba alcanzando, cada vez más arriba, hasta el 6to piso la vi llegar, después de lo cual comenzó su descenso, pero cuando llegó al piso 3 allí se mantuvo, flotando, levitando, luchando para no volver al suelo, lo cual no duró demasiado debido a que siguió bajando... pero sorprendentemente cuando estaba a no más de un metro de volver a quedar a mis pies, se elevó nuevamente, aunque esta vez no llegó más allá del 2º nivel, pero planeo, se movía sin cambiar su altura para que de la nada llegara una brisa y la hiciera desaparecer de mi vista.

Algo sobresaltada me paré rápidamente, me asomé por un costado de la calle para ver que de una manera y otra la bolsa había terminado en un basurero metálico pegado al suelo, la mitad dentro y la mitad fuera.

- La madre naturaleza sabe hacer las cosas con estilo - me dije a mi misma con una sonrisa torcida en el rostro.

Entonces sin nada más que hacer volví a mi sitio, sentada entre los pilares.

lunes, 3 de octubre de 2011

#Ángel



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Disfrutar el cielo en todo su esplendor, eso es lo único que hacía la joven ángel que había llegado recientemente a este lugar, la causa por la que llegó quizá no sea muy hermosa, pero todo lo que sufrió en su vida terrenal le sería compensado y así fue desde el momento en que sus descalzos pies pisaron la primera nube esponjosa y unas blancas alas aparecieron en su espalda, comenzando por la libertad de la cual era poseedora, era libre finalmente, no más gritos, no más golpes... ahora podría disfrutar, correr, saltar... irónicamente ahora ella podría finalmente vivir.

Si bien en un principio Celenity no entendía donde estaba y solo pensaba que era un sueño, con el tiempo se dio cuenta de que no era así y que simplemente su padre finalmente había cumplido su cometido, del cual quizá no era consciente, pero aún así con cada golpe, con cada maltrato le daba a entender a la castaña que él no se detendría hasta acabar con su vida, y eso fue lo que sucedió; un fuerte golpe en su mejilla prácticamente la hizo volar por la habitación para aterrizar golpeándose de lleno en la cabeza con un mueble, la muerte fue instantánea, no hubo más dolor para la chica, era hora de que los papeles cambiaran y fuera él quien sufriera, tanto por su pérdida como por el castigo que le otorgaría la ley, por que la madre de la muchacha... si bien no se encontraba en casa aquella vez para defenderla, se encargaría de que su esposo pagara por lo que había hecho, ella no permitiría que la muerte de su única hija hasta entonces quedara impune; mientras la policía se hacía cargo del que se alguna vez se hizo llamar su padre, la quinceañera exploraba el gran mundo que había ahora a sus pies, aquellas alas con blancas plumas que parecían ser parte de ella desde siempre, aumentaban la belleza de la chica de la mirada de color pardo.

Quizá en la tierra la guerra estaba recién comenzando, una batalla que quizá duraría meses e incluso años para que aquel hombre recibiera su merecido, pero en el cielo... su nuevo hogar... su vida finalmente le era devuelta.

Descansa en Paz... y se libre, vive tu vida finalmente, siempre te llevaremos en nuestros corazones. Esto es lo que rezaba la lápida de la muchacha... y así sería... parte de ella jamás dejaría sus corazones, y sus mentes. Como Celenity hay varias más todas ellas estarían por siempre en los corazones y memorias de sus seres queridos, luchando para que nadie más sufriera lo que ellas sufrieron, pero lamentablemente aún no es suficiente.