Hay quienes
piensan que la apariencia es lo más importante, y por este motivo se desvelan
para encontrar un conjunto de ropa que las haga ver mejor, más delgadas, más
voluptuosas y que al mismo tiempo haga resaltar sus ojos los cuales son su
mayor atractivo, gastan un montón de dinero en tratamientos mágicos que
terminan siendo únicamente palabrerías. Paige era de esas chicas a las que, no
importa si se llegaba a poner un saco de patatas para salir a la calle, ella
siempre se vería hermosa y resaltaría de una manera positiva entre varias, en
especial con su cabello color negro azabache y sus ojos grises que parecían
decirte todo y nada al mismo tiempo, eso sin contar su tersa piel y sus finos
rasgos faciales. Rogers no se preocupaba de las apariencias, ya que la
superficialidad no destacaba entre sus cualidades, muy por el contrario ella
solo vivía, disfrutaba y no se dejaba llevar por las apariencias, porque como
bien dice el dicho “jamás juzgues un libro por su portada” y esto ella lo tenía
claro, ya que el ser más atractivo no te haría jamás una mejor persona, mucho
menos te daría inteligencia, actitud, simpatía o cualquiera de estas
cualidades, ya que estas solo dependen de uno mismo y no del físico,
apariencia, color de cabello o tono de piel.
La secundaria
era el lugar en donde las muchachas lindas formaban su reino y eran las más
populares, solo se juntan con chicos guapos sin importar si realmente aquella
amistad era real y salen con chicos con los cuales se dicen mil palabras
bonitas y se declaran su amor sin siquiera sentirlo, a pesar de esto aunque
Paige era sin duda la más linda de la escuela sus amigos eran aquellos que la
apoyaban, ayudaban y estaban para ella cuando lo necesitaba y no aquellos que
los demás creían que se veían bien con ella por el color de sus ojos o porque
harían un buen pack de chicas lindas.
Pero aunque ella
fuera tan inteligente para poder controlar sus amistades, no lograba hacer lo
mismo con el amor y aunque ella no estaba todo el día diciendo palabras lindas,
ni hablando de sentimientos que en realidad no sentía, si se encontraba
“saliendo” con un chico, a pesar de que no era nada formal en la secundaria ya
todos los tenían catalogados como una gran pareja, y es que Chris Sumpter era extremadamente
guapo… además de que es todo un casa novas, que en el último año se había liado
con más de 3 chicas distintas, pero realmente Paige no se acomplejaba por esto,
la pasaba bien con él, disfrutaba el rato, y solo se dejaba llevar, más que
tener algo serio lo que ella buscaba era una oportunidad para relajarse y solo
dejarse llevar por sus instintos y hormonas, es posible llegar a catalogar a
Chris como alguien con quien solo tiene encuentros casuales, pero no le iba a
estar explicando esto a toda la escuela, si querían creer que eran pareja allá
ellos.
La morena no se
sentía completamente atraída por el joven, pero la verdad es que nadie la hacía
sentir nada en especial y hay que ser realistas, era una adolescente, las
hormonas lograban influir en sus decisiones más de lo que a ella le gustaría en
ocasiones, sin embargo no se arrepentía de ninguno de sus actos, aunque le
gustaría en sobremanera haber esperado un poco más de tiempo en llevar a cabo
algunos de ellos.
¿Aún quieres
conocer a esta joven? Pues espera y verás… con un poco de tiempo y meditación
ciertos cabos comienzan a unirse.